Claysont tenía 16 años y cursaba 5to año de secundaria en Santa Teresa, La Convención. El 5 de octubre hubiera cumplido 17. Quería estudiar agronomía. Su mamá dice que era un chico tranquilo, que sus últimas palabras fueron "Mamá, cuida a mi hermanita". 

Para Urresti era un vándalo y el disparo de AKM cuya bala le atravesó el cuerpo está justificado. 

No permitamos que la muerte de Claysont quede en la impunidad. Como el suyo, hay otros 33 casos de civiles muertos por arma de fuego de las Fuerzas del orden en conflicto social con este Gobierno. 

Todas estas muertes están impunes. 

En el caso de los dos muertos de Espinar el Ministerio Público ha archivado el caso por falta de información, ni siquiera formuló acusación. Los deudos no pudieron apelar a tiempo porque el caso se vio en Ica -por un inconstitucional traslado de jurisdicción-, a donde no pudieron viajar por falta de recursos. La Inspectoría de la Policía tampoco ha encontrado responsabilidades. 

A nadie le importa. Quizás porque se trata de campesinos, de pobladores de zonas rurales, quizás porque aún hay en nuestro país "ciudadanos de segunda categoría".

(El video corresponde al Programa No culpes a la Noche, en el segmento en que conversé con Milagros Leiva acerca de la muerte de Clayson Huillca tras un impacto de bala de una AKM en el distrito de Santa Teresa - Cusco)