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Carlincatura, la republica

Algunos mínimos que este Congreso le debe al país

¿Estará a la altura?

Publicado: 2015-07-27

En estos días hemos visto y oído alrededor de la elección de la Mesa Directiva del Congreso toda clase de acusaciones, chismes, destapes, amnesias selectivas, apetitos personales, disputas entre bancadas y al interior de las bancadas, ofrecimientos, desistimientos, sonrisas y muecas que han ido a parar en los titulares, chiquitas y picotazos de la prensa.

Ya no voy a abundar sobre la composición de la Mesa, tema tratado hasta el hartazgo, explorándose todas las posibilidades desde el arroz con mango hasta la mazamorra. Quiero poner sobre la mesa otro menú a mi juicio más importante aunque totalmente desdeñado en las valoraciones políticas y periodísticas recientes: la agenda legislativa pendiente, lo que creo que este Congreso le debe al país en este último año que le queda. No hablo del Congreso de mis sueños -porque ese lo tendremos cuando en un proceso ciudadano constituyente hagamos un nuevo pacto social y refundemos el Estado-, hablo del que hay y de algunos mínimos que debería cumplir.

Por ejemplo, el debate pendiente de la reforma política y electoral. Aún no se ha abordado seriamente la necesaria eliminación del voto preferencial que debe ir de la mano con el fortalecimiento de la democracia interna en los partidos políticos y de mecanismos que aseguren la participación plena de mujeres e indígenas. Aún no se afinan los mecanismos para que las entidades del Sistema electoral puedan fiscalizar y sancionar efectivamente a los partidos que incumplen las normas y no tienen un manejo transparente de los recursos. Seguimos eludiendo el debate sobre el financiamiento público de los partidos, indispensable si queremos candidatos decentes antes que adinerados, así como el tema del límite a los gastos en publicidad que distorsionan las campañas. No hablo ya de debatir sobre las propuestas de reconstituir dos cámaras en el Parlamento para garantizar un mejor análisis de las normas y un trabajo más eficiente de representación y control político, sé que es demasiado pedir a estas alturas, solo hablo de algunos ajustes para que nuestra representación política se adecente un poco.

Está también pendiente el debate y aprobación del Código penal para poder superar el actual enmarañado normativo que deja márgenes demasiado amplios para la interpretación a veces antojadiza de algunos jueces y fiscales, que mantiene desproporciones y contradicciones entre los delitos y las sanciones. Deberíamos aprobar un Código penal en el que, entre otros, se incluya la responsabilidad penal de las personas jurídicas porque así como los partidos deben asumir solidariamente la responsabilidad por los aciertos y desaciertos de sus dirigentes y candidatos, así también las empresas deben asumir responsabilidad por los delitos de sus dirigentes. Y ojalá podamos tener un debate serio, lejos de los prejuicios, las creencias religiosas y las lubricaciones… perdón, elucubraciones… sobre la despenalización de la interrupción del embarazo producto de una violación y darle una respuesta que no sea el desdén y el abandono a esas miles de mujeres que año a año en nuestro país se ven en tales circunstancias. Ojalá podamos terminar la siguiente legislatura con un Código penal moderno, claro y coherente.

¿Será posible aún volver a traer a debate los proyectos de ley de ordenamiento territorial? ¿O seguirá siendo boicoteado como cuando los congresistas oficialistas adeptos del MEF nos dejaron sin quórum en la Comisión de descentralización para no tener que poner en evidencia su carencia de argumentos para oponerse a tal norma? Ojalá el Congreso pueda entender que nuestro país solo podrá tener un desarrollo sostenible si diversificamos la economía desde las potencialidades de los territorios.

El Congreso debería también interesarse de manera un poco más comprometida por las negociaciones del Acuerdo Transpacífico, conocido como el TPP, para asegurarnos de que el Ejecutivo no comprometa nuestra soberanía con un tratado multilateral que, si no se negocia bien, podría poner en riesgo el acceso a medicamentos por admitir regímenes de patentes demasiado duros y podría someternos como país a mecanismos internacionales de resolución de controversias con transnacionales en los cuales éstas podrían eludir todas nuestras normas internas.

Son solo botones de una larga muestra de temas importantes pendientes en el Congreso de La República. Quienesquiera que resulten electos para la Mesa directiva del Congreso deberían poner por delante el país, poner por delante los temas de fondo, las tareas para las cuales el Congreso ha sido elegido. Deberían. ¿Será posible o solo en sueños?

Publicado en Diario 16, sábado 24 de julio 2015.


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