Ayer se cumplieron 4 años de tu partida.

En fechas como éstas siempre he evocado tu coraje y coherencia. Hoy es tu solidaridad la que viene a mi memoria.

Recuerdo junio 2012. Llevábamos menos de un año en el Congreso. El conflicto en Espinar había estallado a pesar de los reiterados pedidos de diálogo por parte de las autoridades y los líderes sociales de la provincia. El gobierno de aquel entonces -ese que se había comprometido a defender a la gente de los abusos de las grandes empresas- había optado claramente por ningunear a la gente, criminalizar su legítima protesta (tratándolos de "revoltosos", "enemigos del desarrollo", "antimineros"...) y finalmente reprimirla. Habían fallecido dos campesinos, uno tercero había perdido un ojo (2 meses después perdería la vida por infección de esa herida).

Yo había estado clamando la legitimidad de la protesta agitando las pruebas de la contaminación donde podía en medio de indiferencia, censuras y acusaciones (después me acusarían hasta en la famosa Comision de ética y hasta en el Ministerio Público), mi propia bancada me daba las espaldas, pero sobre todo se las daba al pueblo que había confiado en ella. Algunos me decían a media voz en los pasillos que estaban conmigo y con el pueblo de Espinar pero que no podían hacer nada..."tú sabes, con la Sociedad de minería no nos podemos meter", desde Palacio de gobierno los presionaban...

Pero tú, sin dudarlo, saliste a respaldarnos, hiciste tuya la causa de Espinar. Apenas nos conocíamos pero no escatimaste en mi defensa. No sé de dónde sacaste todos los informes de contaminación en Espinar y los volviste a presentar a la prensa con la fuerza y claridad que te caracterizaban, te solidarizaste con nosotros.

Gracias, Javier. Nunca lo olvidaré.

Días después dejábamos la bancada oficialista -no se podía ser cómplice de la represión a gente inocente- dispuestos a quedar como parias, a ser "cuatro gatos" (lo fuimos) en un Congreso que se fue distanciando cada vez más de la gente.

Pero ahí ya empieza otra historia...