Hace un poco más de 5 años, llegué por primera vez a Andoas, a la cuenca del río Pastaza. Fue la primera vez, también, que vi una laguna muerta, literalmente. Una laguna negra llena de petróleo, la laguna de Shanshococha. Junto a los Apus que denunciaban la contaminación estaban funcionarios del Estado que tuvieron que reconocer que esa laguna no estaba ni siquiera en su lista de sitios contaminados y que, por lo tanto, no estaba prevista su descontaminación ni ninguna otra acción al respecto.

Desde entonces he visto la larga marcha de los pueblos del Pastaza, el Tigre, el Corrientes y el Marañón, para que el Estado reconozca la contaminación, se comprometa a hacer algo para revertirla y para evitar que se repita. Gracias a esa lucha lograron, entre otras cosas, que se realizara un Estudio toxicológico y epidemiológico para determinar la presencia de metales pesados en las personas. Los resultados, dados recién este año, son dramáticos. Adultos y niños tienen arsénico, mercurio, bario y plomo por encima de los niveles permitidos. Los pueblos indígenas exigen que se les informe adecuadamente sobre las implicancias de tener estos metales en su cuerpo, que se les atienda, que se coordine con sus representantes antes de llegar a sus comunidades... es decir, que se respete sus derechos y su dignidad, nada más.

El martes, en un foro público realizado en Lima, los Apus de las 4 cuencas, así como los afectados por el derrame de Chiriaco en Amazonas el 2016, exigieron una vez más atención a las autoridades competentes y pidieron solidaridad de la ciudadanía y las organizaciones.

"Yo he estado acompañando la entrega de informes [del estudio toxicológico] y nos dicen que dejemos de comer pescado porque está contaminado y que si vamos a tener que comer entonces que no comamos las vísceras porque ahí se concentran los metales pesados", informó un Apu de la Cuenca del Tigre.

"¿No dicen que la Amazonía es el pulmón del mundo? Entonces hay que protegerla juntos. Ayúdennos a convencer, a cambiar la idea de que debe haber explotación de petróleo de cualquier manera, ¿o sea que a un pueblo hay que contaminarlo, hay que matarlo para que otros tengan 'desarrollo'? Aquí ya no hemos venido a hablar por nosotros, ya está contaminada nuestra vida, aquí hemos venido a hablar por nuestros hijos, por las futuras generaciones", reclamó el Apu Aurelio del Pastaza.

Hagamos eco de su lucha, conozcamos más sobre sus problemas y sus propuestas, ayudemos a que se repare el daño que se les ha hecho en nombre de la producción de petróleo y del desarrollo, y a que esta historia de contaminación y abandono no se vuelva a repetir.

Aquí encontrarás más información sobre la situación en las Cuatro cuencas > observatoriopetrolero.org

Aquí el informe de la Defensoría del Pueblo al respecto > https://www.defensoria.gob.pe/grupos_de_proteccion/poblacion-indigena-y-afroperuanos/

Lima, 6 de diciembre 2018